Por: Gustavo Puentes

Un adolescente de 17 años murió en un ataque con drones explosivos en Tibú, marcando otro trágico evento en la región del Catatumbo.

El reciente ataque con drones en la vereda Beltraneja, Tibú, ha cobrado la vida de Janfre Alejandro Mago Landaeta, un joven de apenas 17 años. Este suceso ocurre apenas dos días después de enfrentamientos violentos en la misma región, evidenciando una escalada en el uso de tácticas bélicas por parte de grupos armados. La zona, conocida por su constante conflicto, enfrenta ahora la incorporación de tecnologías como los drones en los combates.

Janfre, descrito por conocidos como un adolescente con sueños y aspiraciones, se encontraba en el sector Casa de Tabla cuando el drone cargado de explosivos detonó. La comunidad local, ya demasiado familiarizada con el sonido de disparos, ahora debe acostumbrarse a la amenaza que viene desde el cielo. La familia de Mago Landaeta y los residentes de la zona están conmocionados y exigen respuestas y seguridad.

El ataque fue ejecutado en una tarde tranquila, alterando la paz de la vereda con una explosión que resonó a través de las montañas circundantes. Aunque las autoridades aún no han confirmado oficialmente los detalles, fuentes extraoficiales sugieren que este método de ataque podría estar volviéndose una norma en los enfrentamientos entre los grupos armados del área, como el Frente 33 de las disidencias de las FARC y el ELN.

Este incidente no solo subraya la creciente sofisticación en los métodos de conflicto en la región, sino que también plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y el futuro de sus habitantes. La comunidad internacional y las autoridades locales deben prestar atención y actuar para proteger a los civiles inocentes atrapados en este cruce de fuegos. La muerte de Janfre es un recordatorio doloroso de la urgencia de encontrar soluciones duraderas para la paz en el Catatumbo.