Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

El cónclave para elegir al sucesor de Papa Francisco continúa en la Capilla Sixtina, con la atención mundial puesta en el color del humo.

Este jueves 8 de mayo de 2025, la Capilla Sixtina del Vaticano se ha convertido nuevamente en el centro de la atención global, al proseguir el proceso de elección del nuevo Papa tras el fallecimiento de Papa Francisco. La primera jornada de votaciones, que tuvo lugar el miércoles, concluyó sin un consenso, lo que llevó a la realización de cuatro nuevas votaciones hoy. Los 133 cardenales menores de 80 años participantes en el cónclave buscan alcanzar el acuerdo necesario bajo un estricto secreto.

El proceso, que se rige por una tradición centenaria, requiere que cualquier candidato alcance dos tercios de los votos para ser proclamado pontífice. La tensión y la expectativa crecen con cada ronda de votación, cuyo resultado se anuncia al mundo a través del color del humo que emana de la chimenea de la capilla: negro indica que no se ha alcanzado un acuerdo, mientras que blanco anuncia que hay nuevo Papa.

La mecánica del cónclave es compleja y está cargada de simbolismo. Los cardenales, en completo aislamiento del mundo exterior, deliberan y votan en un ambiente de reflexión y oración. Cada voto es precedido y seguido por momentos de silencio y liturgias, enfatizando la solemnidad del momento. Este proceso no solo decide el líder espiritual de más de 1.200 millones de católicos, sino que también puede definir el futuro inmediato de la Iglesia.

En conclusión, la elección del nuevo Papa es un evento de profunda relevancia espiritual y cultural. No solo se trata de llenar el vacío dejado por el fallecido Papa Francisco, sino también de decidir la dirección que tomará la Iglesia Católica en los próximos años. Mientras el mundo espera, cada señal de humo desde la Capilla Sixtina es un recordatorio de la tradición y la continuidad en el corazón de la Iglesia Católica.