Por: Maria Camila Gonzalez Mosquera

India ejecutó hoy una serie de ataques con misiles en Pakistán, apuntando a presuntas bases terroristas, en un evento que ha escalado las tensiones regionales.

En la madrugada del 6 de mayo, la Fuerza Aérea India inició la operación sindoor, dirigida a nueve localizaciones en Pakistán y la región de Cachemira administrada por este país. Según fuentes oficiales indias, el objetivo era neutralizar infraestructuras utilizadas por grupos terroristas sin involucrar objetivos militares o civiles.

El gobierno de Pakistán, por su parte, ha presentado una versión conflictiva de los hechos. Autoridades pakistaníes afirmaron que los misiles no solo impactaron en las supuestas bases, sino también en áreas civiles, incluyendo una mezquita. El saldo, trágicamente, incluye la muerte de tres personas, entre ellas un niño, y doce heridos.

La operación sindoor se desarrolló en un contexto de larga tensión entre India y Pakistán, principalmente por disputas territoriales en Cachemira. Este ataque marca una escalada significativa en el conflicto, pues aunque India insiste en que sus objetivos fueron exclusivamente terroristas, las acusaciones de Pakistán sobre víctimas civiles podrían intensificar las hostilidades.

Analistas sugieren que este incidente podría tener profundas repercusiones para la estabilidad regional. La falta de comunicación y la desconfianza mutua entre las dos naciones nucleares solo complica la posibilidad de una resolución pacífica. Además, la comunidad internacional podría verse obligada a intervenir para prevenir una escalada mayor. La situación en el sur de Asia permanece, por tanto, en un delicado equilibrio.