Por: Bryan Steven Cardona Ciceri

Un reciente naufragio mortal en San Diego evidencia el creciente uso de la ruta marítima por migrantes intentando entrar a EE.UU., una tendencia al alza desde el endurecimiento de la frontera terrestre.

La frontera marítima entre Tijuana y San Diego, tradicionalmente conocida por ser un punto de cruce irregular, ha visto un incremento significativo en su actividad debido al cierre de las fronteras terrestres y el aumento de la vigilancia. Esta situación ha empujado a los migrantes a optar por el mar como vía de acceso a Estados Unidos, enfrentándose a riesgos extremos en frágiles embarcaciones.

Según la Guardia Costera de EE.UU., ha habido un cambio notable en las nacionalidades de los migrantes que ahora incluyen ciudadanos de China, Rusia, Uzbekistán, Vietnam y más países centroamericanos. "Estamos interceptando a más personas que nunca antes", comentó un portavoz de la Guardia Costera, subrayando la diversidad y el aumento de los intentos por esta vía.

El reciente naufragio en San Diego es un triste recordatorio de los peligros asociados con estas travesías. Los migrantes, desesperados por buscar nuevas vidas, se embarcan en viajes peligrosos en pangas y botes sobrecargados, a menudo sin suficientes medidas de seguridad. Este incidente no es un caso aislado, sino parte de una tendencia creciente que ha costado muchas vidas en los últimos años.

Las autoridades han notado también un cambio en el tipo de embarcaciones utilizadas. Mientras antes se veían más jet skis y botes pequeños, ahora predominan las pangas y embarcaciones de recreo modificadas para transportar a mayor número de personas. El capitán Jason Hagen del Distrito 11 de la Guardia Costera de EE.UU., explicó que estos cambios representan nuevos desafíos tanto para los migrantes como para los equipos de rescate. La situación plantea interrogantes sobre las políticas migratorias y las medidas de seguridad necesarias para enfrentar este fenómeno creciente.